A Bibiana
Muñoz le
diagnosticaron cáncer hace cinco años, en abril de 2007. Desde entonces – le
dieron seis meses - su vida se ha convertido en una verdadera lucha
contra esta enfermedad, en la que no está sola: su familia, amigos y médicos
forman parte de un equipo en cuyo ideario la palabra fracaso no figura.
Gracias a una terapia nuclear, a la que se está sometiendo en Suecia, y de la cual se hace cargo la Seguridad Social, el cáncer está remitiendo. Para ayudarla con los gastos de los viajes, una íntima amiga la sorprendió creando un evento a través de facebook:Recaudación fondos tratamiento Bibi 9.0
Gracias a una terapia nuclear, a la que se está sometiendo en Suecia, y de la cual se hace cargo la Seguridad Social, el cáncer está remitiendo. Para ayudarla con los gastos de los viajes, una íntima amiga la sorprendió creando un evento a través de facebook:Recaudación fondos tratamiento Bibi 9.0
¿Cómo empezó su lucha contra el cáncer?
La primera operación
consistió en extirpar el tumor primario, que estaba en el páncreas. Me
extirparon un 80% del mismo, dejando el 20% necesario para poder vivir, además
del bazo, que al estar inflamado, prefirieron no arriesgar…
Lo peligroso no es tanto el tumor, si no la metástasis…
Gracias a un
tratamiento de quimioterapia que seguimos durante un año, conseguimos parar el
crecimiento de la metástasis, instalada en el hígado, que totalmente invadido,
no se pudo salvar. Desde entonces hemos seguido otros tratamientos, ensayos
clínicos, para parar su evolución. Lo importante es que no se extienda a ningún
otro órgano…
¿Cuándo empezaron a hablar de un trasplante?
Desde el primer
momento, pero decidieron esperar para ver la evolución. Solo después de cuatro
años, al ver que el cáncer seguía estancado y ubicado en el mismo lugar,
optaron por hacer un trasplante de hígado para erradicarlo.
Esperado momento…
Una vez en quirófano
y preparada para el trasplante, descubrieron unos ganglios afectados en
el conducto que une el hígado con el páncreas. Y decidieron pararlo. Al hacer
un trasplante, el cuerpo se queda sin defensas, pues tiene que aceptar el nuevo
órgano. De haberlo llevado a cabo, las células cancerígenas se hubiesen hecho
fuertes y habrían invadido todo mi cuerpo fulminantemente; no hubiese durado ni
quince días…
Sin embargo, debió ser difícil de aceptar…
Al despertar de la
operación y enterarme de que no se había podido hacer, mi reacción fue de
enfadarme con la vida. ¿Por qué me está pasando a mi? Me sentí impotente y
estuve unos días en estado de shock. ¿Y ahora qué? Me repetía. Pero la
visita de mis oncólogos (en los que confío ciegamente) me alentó nuevas
esperanzas.
¿Qué le dijeron los médicos?
Como siempre, me
animaron a seguir adelante. Ellos siempre me animan a seguir. Tú, aguanta, me
dicen. Hemos creado un vínculo muy grande, de mutua confianza: ellos
confían en mi y yo en ellos. Mis oncólogos están en continuo contacto con
médicos de otros países, con los que comparten estudios y tratamientos. Me
dijeron que en Suecia había un tratamiento específico, de quimioterapia con
elementos radioactivos que estaba dando buenos resultados.
Un tratamiento en Suecia, no debe ser fácil, ni barato…
Gracias a un
convenio europeo, este tipo de tratamientos los cubre la Seguridad Social, pero
los gastos de desplazamiento, estancia y dietas, van a cargo del enfermo que,
en mi caso, suponen unos 3.000€ por viaje. Aunque hemos conseguido que CatSalut
sufrague parte de los mismos -en mi caso, se hicieron cargo de 600€, de los
4.000€ que me costó el primer viaje-. ¡Supone una gran ayuda!
¿Quién corre con el resto de los gastos?
Gracias a la familia
y amigos, que desde el principio han conocido mi situación – mi marido en paro
y yo con una invalidez permanente – he podido ir a Suecia a hacer el
tratamiento que me está salvando. Ellos me han demostrado su amor incondicional
durante toda mi enfermedad, en especial Miriam, una amiga que es como una
hermana, que ha creado una página en facebook en el que anima a amigos y
conocidos a realizar aportaciones voluntarias para ayudarme a costear los
gastos. Se llama recaudación fondos tratamiento Bibi 9.0.
¿Tiene que viajar a menudo?
Voy a Suecia cada
dos meses, durante diez días. Las primeras 24 horas permanezco incomunicada en
el hospital y el resto me instalo en un hotel, desde el cual me traslado para
hacerme las pruebas. La verdad es que la evolución es tan buena que los médicos
quieren que vaya tres veces más (en un principio solo tenía que ir cuatro).
Estamos muy contentos porque la metástasis está reduciendo y mi hígado está más
sano. Así que mientras mis riñones (que son los que más sufren) aguanten,
seguiremos.
Cuando contesta a las preguntas tiende a pluralizar, como si
formase parte de un equipo.
Compartir la
enfermedad con mis seres más queridos y sentir su apoyo es muy importante, te
hace sentir mejor. Además, son la excusa perfecta para luchar contra la
enfermedad, solo por ellos, debo seguir adelante.
Por otro lado, los
médicos están siendo mi salvación. Confío 100% en ellos y siento que
siempre encontrarán la mejor solución para el peor de los males. Después
de cinco años, puedo decir que son casi como de la familia. Su calidad humana
me hace sentir como una persona más, no una enferma.
¿En qué medida cree que el cáncer estigmatiza?
Te marca con el
silencio. Si no se sabe, nadie siente lástima por nadie. Vivimos en un
mundo de apariencias, en el que no hay que demostrar debilidad. Por otro
lado, la palabra cáncer ha significado la pérdida de muchos seres queridos y
eso nos duele. Cuando el cáncer entra en una familia es sinónimo de dolor,
tristeza, sufrimiento, e incluso muerte. Por eso, en muchas ocasiones se
intenta tapar, esconder. Nadie quiere ser señalado. Pero deberíamos cambiar el
chip y la palabra cáncer debería ser un símbolo de lucha, valentía, apoyo…
¿Alguna vez ha sentido que perdía la lucha?
Sí, cuando me
dijeron que no me habían trasplantado el hígado. Pero, si ese día mis fuerzas
flaquearon, nunca he renunciado a vivir y sigo luchando para disfrutar al
máximo de la vida. Hay que afrontar la enfermedad con valentía, no
rendirse, sacar fuerzas de donde sea para disfrutar de los buenos momentos,
aunque sean pocos y cortos. Y para vencer, hay que creer en uno mismo. Mi
pensamiento, desde el primer día, ha sido: este bicho no sabe donde se ha
metido, no podrá conmigo.
¿Qué opina de los recortes en la Seguridad Social?
Creo que en muchos
casos son necesarios, pues estamos viviendo un momento en el que debemos
recortar en todos los sentidos. Sin embargo, también pienso que con las
enfermedades no se puede jugar y no debería haber recortes para los casos más
extremos. Si tengo bien entendido, de momento en el terreno oncológico no
los ha habido, algo que me parece genial, ya que actualmente es la causa
de mortalidad más alta en nuestro país.
¿Qué mensaje le gustaría dar a las personas que tienen cáncer?
Como ya he dicho
antes, hay que cambiar el chip. La palabra cáncer ha de dejar de significar
muerte y pasar a ser símbolo de lucha. Con positivismo y esperanza podemos
luchar con más fuerza y conseguir la victoria. Esta guerra es un 50% mental y
un 50% medicinal.
Fuente: La Vanguardia.
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